Dice el refrán que segundas partes nunca fueron buenas, pero OnePlus lo ha desafiado un año más repitiendo la jugada de la actualización a los seis meses. En mayo conocíamos al OnePlus 6 y el octubre su versión "T", de la cual ahora os podemos contar algo más tras un mes de uso con el OnePlus 6T.
En el análisis inicial del OnePlus 6T destacamos dos puntos por los que considerábamos que valía la pena una actualización: el software y la batería. Algo que hemos podido probar más a fondo tras unas semanas con él y que volvemos a valorar, junto al resto de características.
Algo que casi siempre nos acaba gustando de OnePlus es que logra un equilibrio entre tendencias y estilo propio que hace característicos sus smartphones. Sostener el OnePlus 6T es muy distinto de agarrar una gran mayoría de teléfonos con pantallas de diagonal similar por los acabados (y se agradece abrir un paréntesis entre tanta trasera reflectante, sobre todo al intentar fotografiarla).
La sensación que tuvimos con el OnePlus 6 se repite en cuanto a que no parece que la trasera sea de cristal. De hecho, como comentamos en el análisis inicial los chinos añaden un tratamiento que deja un acabado mate casi más propio de un aluminio pulido o un plástico muy duro, y esto al final es tranquilidad a la hora de guardarlo o apoyarlo en una superficie.
De este modo, el diseño es minimalista y sobrio, alejado de efectos llamativos al menos en el modelo en negro. Lo único que invade el predominante mate de la trasera más allá de la tímida protuberancia de las cámaras es el logo y la firma del fabricante, pero conservando esa discreción.
Cierto es que el que guste más o menos siempre va a depender de eso, de las preferencias personales, y puede que la ruptura abrupta de la continuidad que supone el frontal no sea tampoco del agrado de todos (el bisel es considerable y al tacto cuesta acostumbrarse). Pero al menos destila calidad, sensación que se mantiene tras unas semanas.
El diseño y las dimensiones favorecen también que, aún con su pantalla de 6,41 pulgadas y sus resultantes dimensiones, no nos canse en mano. La curva suaviza mucho sobre todo de cara a sostenerlo con una sola mano, y aunque no es ligero tampoco nos acaba cansando tras un rato con él.
¿Y con el *notch qué hacemos?* Otra cuestión que depende de gustos, pero que al menos tenemos opción de la mano de OxygenOS. En nuestro caso hemos estado un tiempo con él y sin él, viendo sobre todo qué resultaba más estético a la larga, y ambas elecciones tienen sus pros y sus contras:
La muesca per se, a nivel de software, no tiene funcionalidad ninguna: no importa de qué lado tiremos, siempre se desplegará la cortinilla de notificaciones.
La altura de la muesca es mayor que la de la barra de notificaciones: si bien es cierto que no podemos hablar de barra como tal cuando está el notch, ya que no hay sombreado que la delimite más allá de la altura propia de los elementos, da siempre la impresión de que éstos quedan "hundidos" en el marco, y que la cámara es al marco lo que un espigón a dos playas.
Por esto mismo, si ocultamos la muesca queda un borde más grueso que el inferior, de modo que no hay simetría vertical.
El notch es realmente pequeño: apenas roba espacio a las notificaciones y demás elementos.
En algunas apps necesariamente a pantalla completa y en horizontal (como Asphalt 8) queda un borde blanco rellenando el espacio que ocuparía el marco negro al ocultar el notch por software, y no es una solución demasiado elegante.
Con todo esto ya es cosa de preferencias con qué nos quedemos. En nuestro caso hemos mantenido la muesca tras los periodos de prueba, pero como hemos recalcado la aportación es meramente estética y no funcional.
E hilando con esto, podemos hablar algo más de la experiencia con la pantalla. Un panel AMOLED con resolución suficiente a nivel de detalle, aunque por evolución de la industria quizás lo suyo sería estandarizar el FullHD en los gama media superiores y pasar a mayores resoluciones en los gama alta (ya que también van mejorando las gestiones del gasto energético).
El panel viene algo frío de fábrica, pero tenemos el blindaje de opciones de personalización de OxygenOS que también abarca a la temperatura de la pantalla y la saturación de los colores (a la vez, no por separado), y algo podemos hacer. En nuestro caso nos ha encajado más la calibración personalizada (la adaptativa no funciona mal, pero deja la temperatura algo baja para nuestro gusto), ya que los colores no quedaban tan saturados como en el básico y podíamos dejarla algo más cálida que con la adaptativa.
Hay dos aspectos a mejorar de cara a un futuro smartphone de la marca en relación a la experiencia con la pantalla (posterior al la edición McLaren, porque en principio no hay cambios a nivel de panel): que no adolezca tanto de los reflejos arco iris AMOLED (hardware, y nos vienen recuerdos no muy buenos de aquel primer OnePlus One) y que el ajuste de brillo automático funcione bien (probablemente software).
A lo primero podremos ser más o menos sensibles, e importarnos en mayor o menor medida, pero lo segundo llega a ser realmente molesto porque suele quedar demasiado bajo en interiores y entornos de luz media-baja y reacciona tarde y mal a los cambios de situación.
Quitando estas dos salvedades, la experiencia con la pantalla es buena tanto a nivel de visualización, como de sensibilidad táctil y ángulos de visión. El brillo máximo es más que suficiente cuando da la luz directamente y la experiencia es muy buena a la hora de visualizar contenido en streaming o jugar.
OxygenOS es un software que desde un principio se caracterizó por buscar la personalización sin lastres. Por dar una experiencia Android con aspiraciones de sistema operativo propio que al final quedaron en capa de personalización, pero nutriendo el sistema operativo de Google a nivel de opciones y funciones.
Esto tiene puntos positivos, pero también ciertas oportunidades perdidas (aunque en realidad siempre se está a tiempo de ampliar). Está bien poder elegir la tipografía del sistema, si marco o si notch o distintos perfiles de audio según nuestros gustos y auriculares, pero faltan opciones para que el desbloqueo del terminal sea algo más cómodo.
Sin levantar para activar (lo que podemos activar así es únicamente la pantalla ambiente) no es posible el desbloqueo por reconocimiento facial casi instantáneo que tenemos en Apple desde el iPhone X y otros teléfonos, teniendo que activar la pantalla con el botón físico de encendido/bloqueo o con un doble toque a la pantalla (que se agradece).
Algo que vendría bien al no ir fina del todo la lectura de huellas en pantalla, costando algo más que con el Huawei Mate 20 Pro (en el que tampoco fue una experiencia demasiado placentera), en cuanto a que es muy exigente a nivel de superficie de yema y hemos de apoyarla bien (nada de un ladito).
Salvando esto, el reconocimiento facial es rápido, incluso en condiciones de baja luz. Aunque a este respecto lo que ocurre es que se ilumina la pantalla sí o sí al tener que activarse, y es una luz auxiliar al fin y al cabo (no es algo debido a la tecnología usada per se, como en los sistemas de reconocimiento facial avanzado).
Por lo demás, el software no parece añadir mucha carga al procesador y la RAM, aunque bien es cierto que tenemos una combinación a la que es difícil buscarle las cosquillas a nivel de rendimiento. Tras unas semanas con él la fluidez ha reinado en nuestro uso, echándole horas a juegos, multimedia, apps pesadas y todo lo que hemos podido. En resumen, el combo Snapdragon 845 8 GB de RAM OxygenOS es satisfactorio y un antónimo de lag.
Antes de pasar a hablaros de la experiencia fotográfica durante este mes (y sobre todo, mostrárosla), vamos a dar un minipunto positivo y uno negativo a dos aspectos que implican añadidos de software y desempeño final: el audio y la navegación.
Por un lado tenemos un desempeño más que aceptable del audio, bien compensado a nivel de rango dinámico y siendo muy nítido. Tras una semanas de uso no convence tanto en cuanto a la salida de sonido por el altavoz como por los auriculares, y además OxygenOS incorpora algunos ajustes dedicados a la personalización del audio, aunque dependerá bastante de nuestro gusto el que nos encaje la configuración que viene predeterminada para los auriculares de OnePlus u otras marcas (para los OnePlus Bullets Wireless da más potencia a los bajos, mayor rango dinámico y algo más de nitidez).
Por otro lado tenemos la navegación por el sistema, la cual podemos realizar mediante la tradicional barra de botones o con gestos. La variedad de opciones es algo positivo y que se agradece, pero su desempeño deja que desear y se tarda bastante en acostumbrarse a la sensibilidad y a la diferencia entre el gesto de atrás (swipe a la derecha) con el de minimizar (swipe al centro, pero muy al centro).
La combinación de cámaras no cambia con respecto al OnePlus 6, y como ya vimos en su análisis inicial la experiencia era pues muy aproximada. ¿Qué nos parece la fotografía del OnePlus 6T tras unas semanas de uso? Que el rendimiento es aceptable, pero que tiene ciertos aspectos por pulir que hacen que aún haya bastante diferencia con otros rivales.
A destacar lo intuitivo y sencillo de la app, que da todas las opciones necesarias para sacarle partido a las cámaras de una manera intuitiva y fácil, por ejemplo al colocar un acceso rápido para el HDR en el modo automático o para cambiar la resolución en el vídeo. El hecho de que no todos los modos tengan su pestaña y que algunos estén en la cortinilla que aparece al deslizar en el otro sentido hace que sea algo más práctico que deslizar hasta el final para encontrar ciertos modos, por lo que es fácil acostumbrarse a la interfaz sin invertir mucho tiempo.
Esto ayuda a que se le saque mucho partido a unas cámaras que no acaban de quedar de manera al menos claramente por arriba que el resto, al obtener fotografías con bastante margen de mejora en detalle y exposición. El HDR ayuda a salvar cielos y contraluces que de otro modo saldrían quemados.
El zoom óptico se defiende bien, pero tampoco destaca de manera determinante por encima de otros como el del Huawei Mate 20 Pro o el iPhone XS, aunque cierto es que está en la línea de los smartphones de la competencia como vimos en la última comparativa fotográfica.
En general los colores son realistas, el nivel de contraste adecuado y lo que echamos en falta es cierto nivel de nitidez, que la exposición esté más equilibrada y que el balance de blancos en automático sea más estable y fidedigno. En estos últimos casos y de noche nuestro amigo es el modo pro (manual), que nos da la oportunidad de ajustar a nuestro gusto y deseo la ISO, el enfoque, el tiempo de exposición y otros parámetros.
De hecho, teniendo unas semanas para explotar lentes y apps lo que hemos visto es que pillándole el truco a las opciones disponibles para el disparo nocturno:
En escenas nocturnas con luz abundante merece la pena ajustar con el modo pro para rebajar la ISO al menos, de modo que se reduce la cantidad de ruido en cierto grado.
Si hay algo menos de luz, pero no se trata de una situación exigente en exceso, podemos probar con el automático (e incluso con HDR).
El modo noche propio es el adecuado cuando apenas hay incidencia lumínica.
El modo retrato modo retrato es muy versátil y actúa incluso de noche, pero no vemos mucha evolución con respecto a lo que vimos el pasado año con el OnePlus 5T. Es decir, hay mucho trabajo aún en salvar contornos y trabajar el desenfoque para que quede un resultado más natural y cercano al que vemos en smartphones de la competencia, ya sea jugando al "bokeh plano" del Pixel 3 XL o al más gradual como el de los iPhone.
La cámara frontal tiene un buen rendimiento de día en espacios abiertos. En interiores el resultado se empobrece más de lo esperado, tendiendo al exceso de contraste y a la descompensación de iluminaciones y sombras, pero es un resultado aceptable en general. Buena experiencia con el modo retrato, que si bien no dispone un recorte perfecto es bastante todo terreno y suele aplicarlo en la totalidad de las escenas.
De OnePlus a OnePlus (y tiro porque McLaren) ha habido un aumento progresivo de peso y volumen, pero sólo en esta última ocasión ha ido acompañado de una pila mayor. La del OnePlus 6T es de 3.700 mAh, y no los 3.300 que llevábamos viendo en los tres anteriores.
Altura (mm) | Anchura (mm) | Grosor (mm) | Peso (g) | Batería (mAh) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|
One Plus 5 | 154,2 | 74,1 | 7,3 | 153 | 3.300 | 83,41 |
One Plus 5T | 156,1 | 75 | 7,3 | 162 | 3.300 | 85,46 |
One Plus 6 | 155,7 | 75,4 | 7,75 | 177 | 3.300 | 90,98 |
One Plus 6T | 157,5 | 74,8 | 8,2 | 185 | 3.700 | 96,6 |
Los números no lo son todo, nunca nos cansaremos de decirlo, pero en este caso sí van ligados a una muy buena experiencia a nivel de autonomía. Las medias de más de 24 horas que obtuvo en el primer análisis se han mantenido tras unas semanas, comprobando que si pasamos a un uso algo menos activo (pero manteniendo sesiones fotográficas y algunas horas de uso más intenso) la autonomía puede alcanzar las 48 horas.
Ayudan las herramientas de control de consumo en segundo plano que incorpora OxygenOS o la opción de batería inteligente, la cual nos notificará que ha limitado el consumo de alguna app que el sistema detecta que no usamos con frecuencia (y sigue consumiendo). También se agradece la carga rápida, obteniendo un tiempo de carga de 1 hora y 20 minutos con el cargador original (por supuesto, con su cable rojo).
A falta de comprobar si los 10 GB de RAM en un móvil con el Snapdragon 845 son una experiencia muy distinta, lo que podemos decir que el OnePlus 6T es otro móvil que nos demuestra que el hardware actual, con los 8 GB, debe ser más que suficiente para cualquier usuario sea cual sea su uso. La clave: que el software que lo viste sea una herramienta más a mover y no una carga añadida, y eso está demostrando OxygenOS en sus sucesivas versiones.
Tras unas semanas con él mantenemos las buenas sensaciones y ha resultado ser una experiencia satisfactoria, sobre todo a nivel de autonomía. Mayor batería y mayor pantalla sin que cambien las sensaciones al agarre, e incorporando un lector de huellas en pantalla al que es fácil habituarse, aunque hay margen de mejora en él y sobre todo también en cómo se aplica la activación del reconocimiento facial.
Lo que también mantenemos: se trata de un buen móvil calidad-precio, nos parece uno de los mejores del año en este sentido, pero aún así la cámara tiene bastante margen de mejora. Sobre todo en cuestiones que parecen más bien relativas al procesado, aunque la experiencia a nivel de opciones es muy buena y no echamos en falta casi nada.
Este producto ha sido cedido para la prueba por parte de OnePlus. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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